*Francisco Belaunde Matossian, analista político internacional, para Lamula.pe (19.02.2021)
Los actores y comentaristas políticos son, con frecuencia, eximios productores de “fake news”, que lanzan al público, no solo al momento de hacer anuncios o pronunciar discursos o de tuitear, sino, también, con ocasión de las entrevistas que conceden a los medios de comunicación. Lógicamente entonces, quienes los entrevistan, ya sean conductores de programas de radio y televisión o reporteros, están en primera línea en la lucha contra los “fake news”. En ese sentido, les cabe una gran responsabilidad ante la sociedad. Muchos de ellos la asumen plenamente y encaran a sus interlocutores cuando hacen una afirmación falsa o sin sustento. Lamentablemente, no siempre es así, y no reaccionan o, peor aún, apañan la mentira.
Sería pertinente entonces que organismos gremiales como el Consejo de la Prensa Peruana, la Sociedad Nacional de Radio y Televisión y organismos promotores de la democracia como Transparencia e Idea Internacional, entre otros, propusieran un protocolo y capacitaciones anti “fake news”, específicamente para los entrevistadores.
En gran parte, los “fake news” son ataques, bajo la forma de acusaciones no sustentadas contra adversarios políticos. La mejor manera de hacerles frente, es, más que discutir sobre el fondo de los dichos, pedir el sustento correspondiente, si no pruebas, por lo menos indicios razonables, y, si no lo proporcionan, hacerlo notar. No solo se deja en evidencia al entrevistado infractor, sino que, de carambola, y como fin principal del protocolo, se educa al público, para que adquiera el reflejo de siempre preguntarse mentalmente por el sustento de lo que lee y escucha.
Por cierto, muchas acusaciones falsas no son hechas abiertamente, sino de manera sinuosa, a través de insinuaciones calumniosas. El protocolo anti “fake news”, debería incidir en ellas.
No olvidemos que la polarización se exacerba en gran parte, no tanto por las naturales discrepancias, sino por las acusaciones falsas, de las que, dicho sea de paso, las teorías conspirativas forman parte.
Ciertamente, los sistemas de “fact checking” ayudan contra los “fake news”, pero mucho más eficaz es la corrección, en tiempo real, por los entrevistadores.
Cuando el sistema democrático está en juego, no podemos escatimar esfuerzos para reforzarlo, desde el lugar que nos toque.
En esa línea, el ministerio de Educación tiene también un papel muy importante que jugar, mediante la introducción en los programas escolares, de cursos de educación cívica que incluyan instructivos para evaluar críticamente las informaciones, como se hace en los colegios de Estonia, y para distinguir hechos de especulaciones, conjeturas y sospechas, además del fomento del debate con ideas y respeto.
A pocos meses del Bicentenario y con las elecciones generales...
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