En el momento actual, con una crisis sanitaria y económica con efectos aun imprevisibles, nos toca afrontar el dilema de la segunda vuelta electoral con dos propuestas políticas que crean fundado temor en la mayoría de la población que no votó por ninguna de las dos en la primera vuelta. Una gran parte de los peruanos sentimos que se están poniendo en juego los propios fundamentos morales e institucionales de nuestra patria.
Los peruanos -que hemos soportado crisis tras crisis y sucesivas decepciones de quienes elegíamos como nuestros representantes, y que a pesar de todo hemos venido sosteniendo con nuestro trabajo y sacrificio la precaria institucionalidad que aún nos queda, así como la economía nacional con todas sus vicisitudes-, nos vemos obligados a exigir garantías a los actores políticos de la segunda vuelta. No es una exigencia vana. Hastiados estamos de que nuestra suerte como sociedad se eche a rodar a la suerte cada cinco años, sin el mayor respeto a la dignidad de los peruanos, a lo que somos, a lo que hemos hecho y seguimos haciendo con mucho esfuerzo.
Por ello, exigimos que antes de la segunda vuelta los candidatos se comprometan formal y solemnemente ante todo el pueblo peruano a:
1 Respetar el Estado democrático de derecho, que implica entre otros: la división de poderes y la autonomía de los organismos de rango constitucional el respeto a los derechos fundamentales, y la alternancia en el Gobierno. Los cambios constitucionales sólo se deben dar solo para fortalecer la democracia y los derechos fundamentales, y mediante los procedimientos previstos en la Constitución y no con mecanismos plebiscitarios que pueden prestarse a la manipulación desde el poder.
La crisis política necesita de todos los peruanos de buena voluntad, por lo que se requiere que el futuro Gobierno tenga una amplia representatividad más allá de la particular casa política del Presidente que se elija.
2 Respetar la vida humana, la integridad, la dignidad de la persona y la libertad como condición esencial del desarrollo del ser humano.
Ello implica en la coyuntura actual, una especial y prioritaria atención a la emergencia sanitaria, poniendo todos los recursos del Estado a disposición de la lucha contra el COVID 19; garantizando la vacunación universal y oportuna, y mejorando los servicios públicos de salud.
3 Garantizar la soberanía nacional, alejando la política nacional de cualquier injerencia de potencias extranjeras que pretendan imponer modelos socioeconómicos colectivistas y pseudo democracias que encubren verdaderas dictaduras.
4 Garantizar la continuidad de la economía social de mercado, cuidando la libre iniciativa, la prevalencia del principio de subsidiariedad y el respeto a la propiedad legítimamente adquirida. Los cambios de política económica requeridos para atender las necesidades de los sectores más pobres del país, deben realizarse sin afectar dichos principios ni incurrir en el estatismo económico.
El compromiso por la democracia la libertad y la vida que asuman los candidatos sin duda ayudará a tomar una mejor decisión electoral, pero sobre todo establecerá una obligación de cumplimiento por parte del gobernante ante los ciudadanos, del cual tendrá que dar cuenta.
23 de abril de 2021